En la primera película de la reciente trilogía del Hombre Araña, un personaje afirmó que todo poder conlleva una responsabilidad, y esto es una realidad tangible para cualquier persona pero tal vez se acentúa con mayor fuerza para quienes ejercen como profesionales en un área determinada.
Ciertamente la rebeldía del ser humano se hace patente en muchas de sus acciones y al hablar de ética surge una reacción de aversión en mayor o menor medida puesto que la ética es vista como una ciencia aburrida que pretende dictaminar la conducta de las personas. Por supuesto que esta afirmación es falsa, pues si el hombre creó a la ciencia y sus ramas, entonces la ética es creación del hombre y es el hombre mismo quien pretende dictaminar su propia conducta.
La ética es la formalización de las medidas que se toman para lograr una coexistencia armoniosa. Fundamentalmente pretende que el ser humano realice su vida cotidiana sin perjudicar a terceros en cuanto a que esto sea posible. Este objetivo es difícil de lograr al observar que la realidad actual es sumamente compleja y que la toma de decisiones es un trabajo que requiere un esfuerzo titánico al medir las consecuencias en busca de la solución menos dañina.
Esta complejidad en la realidad provoca que en muchas ocasiones el profesional se encuentre ante una disyuntiva cuyas opciones no le permiten evitar consecuencias negativas y entonces debe optar por aquélla que sea menos perjudicial para la sociedad y el mundo en general, pero esto no es nada fácil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario