La evolución de la computadora ha traído como consecuencia la evolución del software a tal punto que existen aplicaciones para casi todo tipo de tareas desde las muy simples hasta tareas complejas propias de una investigación doctoral por citar un ejemplo.
El concepto de software libre y el de software propietario son parte de esta evolución y en esencia se trata de dos opciones entre las que el usuario puede optar para proveerse del software que necesite dependiendo de las actividades que realiza a través de su computadora.
Ninguna de las dos alternativas es perfecta y solamente el usuario que elije alguna de ellas es capaz de decir cuál satisface mejor sus necesidades basándose en las condiciones que lo rodean y que son factores decisivos a la hora de hacer tal elección. Las condiciones en las que se desarrolla la vida de cada usuario son diferentes, es por eso que individualmente se puede afirmar cuál de las dos opciones de software es la mejor, pero a la hora de generalizar es muy difícil tomar una postura.
Lo que distingue al software libre del propietario es la adquisición gratuita y legal por parte de los usuarios de los programas e incluso del código fuente. Con el software propietario se debe pagar una licencia que en ocasiones resulta onerosa, sobretodo en tiempos de crisis financiera como los que se están viviendo en la actualidad.
Tal vez si no hubiera crisis y la brecha económica entre distintos grupos sociales fuera menor, el software propietario no estaría perdiendo poco a poco terreno frente al software libre, pues este último ha producido aplicaciones de una calidad extraordinaria que representan una competencia seria para el software propietario. Algunos ejemplos claros de ello son el navegador Mozilla Firefox, la suite de ofimática de Google Docs, el sistema operativo Ubuntu, sólo por citar algunos de los programas de software libre más exitosos y estables.
El debate para determinar cuál de estos modelos de software es el mejor es una lucha apasionada entre los bandos que apoyan a ambas partes, sin embargo, la competencia entre éstos es quien nos ha proporcionado productos de gran calidad y es un elemento que favorece tanto a los consumidores como a los mercados y a los productores de software pues los empuja a innovar para captar la atención de los usuarios, a mejorar sus productos, a buscar alternativas para poder llegar hasta las masas y a descubrir nuevos caminos para aplicar la tecnología. Como ya se mencionó en la exposición del viernes 13 de noviembre, buen software es buen software sin importar si la licencia es libre o propietaria.
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